HISTORIA | El viaje que terminó en odisea

El equipo viajaba ilusionado a Barcelona, donde por primera vez en su historia se enfrentaría al F.C. Barcelona. En la ciudad condal se esperaba con mucha expectación el regreso de César Rodríguez, que desde su salida del conjunto culé no se había enfrentado al club donde se consagró como futbolista.

Los ilicitanos, que viajaron con las bajas de Miguel Quirant y González Sanroman, por lesión y de Dagoberto Moll, con permiso del club para pasar las Navidades en A Coruña junto a su familia, ocupaban una cómoda séptima posición en la tabla y su partido ante uno de los mejores equipos de la liga no sería traumático.

El día antes del partido la Hermandad de Torrevieja en Barcelona quiso organizar un pequeño homenaje a los ilicitanos y los recibió en su sede en la calle Balboa 11, en la Barceloneta, donde les brindó un pequeño aperitivo acompañado por unas habaneras.

A pesar de la derrota 2-0 el equipo ofreció una buena imagen y fue despedido con aplausos por los aficionados azulgranas. Mezquita anuló por completo a Evaristo y Laguardia hizo lo mismo con Luis Suarez. El Elche aguantó la portería a cero hasta los últimos minutos de la primera parte cuando el húngaro Sandor Kocsis anotó el primer gol. En las primeras jugadas de la reanudación, Fuertes tuvo en sus botas el empate, pero su remate se estrelló en el larguero de la portería de Medrano. Minutos después Luis Suarez anotaba el 2-0. Al término del partido Gracia declararía que nunca en su carrera había sufrido tanto como en aquel partido en el que tuvo enfrente a Pahuet.

Pero lo que nadie se imaginaba era la odisea que fue el viaje de vuelta a tierras ilicitanas. Pasadas las diez de la noche, la plantilla abandonaba el Hotel Roma y ponía rumbo por carretera a Elche. Pasados los primeros 270 kilómetros que separan Barcelona de Castellón, se hizo una breve parada en un restaurante de carretera para tomar algo caliente.

Pero tras reiniciar la marcha llegaron los primeros problemas. Una fuerte nevada sacudía el este de la península y en varias ocasiones la plantilla ilicitana tuvo que bajar del autobús para empujarlo tras quedarse atascado en la nieve. El cansancio del partido, sumado a aquella situación imprevista, empezaba a hacer mella en los futbolistas, que se encontraban en medio de ninguna parte aislados. Con paso lento, pero seguro el autobús franjiverde fue recorriendo kilómetros hasta que los directivos que acompañaban al equipo tomaron la decisión de pernoctar en Gandía y que todos descansasen en una cama caliente.

Pero en la ciudad no había hoteles con suficientes camas libres para albergar a la treintena de componentes de la expedición franjiverde. El responsable de uno de los establecimientos recomendó que probasen suerte en los hoteles de la playa. La solución parecía estar cercana y la expedición podría repartirse en dos hoteles diferentes. Pero surgirían más problemas. El partido se jugó el 10 de enero. La campaña de Navidad había terminado y los hoteles estaban bajo mínimos y no podían preparar una cena en condiciones.

Sobre la marcha se tomó una nueva decisión; regresar a Elche y terminar cuanto antes con aquel viaje. Tras tomar un café con leche, que al menos reconfortó durante unos minutos a los futbolistas, el autobús partía de nuevo hacia Elche.

Pero la noche guardaba la última sorpresa. Para seguir el viaje en condiciones, teniendo en cuenta la nieve que se acumulaba en la carretera, se hizo una última parada para llenar el depósito de gasolina en previsión de posibles contratiempos. Pero un despiste del empleado de la gasolinera provocó un nuevo incidente. En vez de gasolina, introdujo agua en el depósito del autobús. Tras una purga de urgencia y mucha paciencia el equipo se ponía de nuevo en marcha llegando a la ciudad prácticamente de día.

El que a priori sería uno de los días más recordados por todos por su primera visita al Camp Nou, se convirtió en toda una odisea que quedó en el imaginario colectivo de todos sus protagonistas.

Antonio J. Pamies

Área de Historia del Elche C.F.