El 17 de marzo de 1974, Altabix acogía el partido oficial número 700 del Elche C.F., en el que ilicitanos y vigueses disputaban el segundo antecedente en tierras ilicitanas en Primera División
A falta de nueve jornadas para dar carpetazo a la temporada ambos equipos llegaban al partido en la parte baja de la tabla separados por un solo punto. Los números de ambos clubes eran prácticamente calcados; 9 victorias por bando ,6 empates de los gallegos, por 5 franjiverdes y 5 derrotas ilicitanas por 6 del Celta.
Solo había dos datos que desequilibraron la balanza a favor de cada equipo; el Celta había marcado 37 goles a favor,13 más que los conseguidos por los hombres de Roque Olsen y por contra los ilicitanos tenían mejor bagaje defensivo y habían encajado hasta aquel día 16 goles menos.
Los números no eran más que eso, números, pero vaticinaban un partido muy igualado.
El Celta se presentaba aquella tarde en Altabix con cuatro bajas muy importantes; Manolo, Doblas y Aguirre por lesión y Navarro por sanción, lo que a priori era ventajoso para los intereses franjiverdes.
Los dos equipos saltaron al terreno de juego con el mismo objetivo que no era otro que arrebatarle los dos puntos en juego a su rival para afrontar la recta final de la temporada sin demasiados contratiempos.
De salida los gallegos impusieron su dominio y sin crear ocasiones claras de gol fueron quienes llegaron con más insistencia al área rival.
Sin embargo, el Elche C.F. no tardó en coger las riendas del partido, coincidiendo con la aparición de Heredia, que fue el protagonista absoluto del partido.
Cuando solo habían transcurrido quince minutos de la primera parte, el propio Heredia destapaba el tarro de las esencias y marcaba el 1-0 de gol olímpico.
La necesidad imperiosa de puntuar hizo que los ilicitanos guardasen la ropa y cediesen muchos metros. Roque Olsen le pasaba toda la responsabilidad a Juan Arza y serían los gallegos quienes volvían a ser quienes imponían el ritmo del partido, ante un conjunto el franjiverde muy bien en defensa y con la figura de Emilio Esteban, muy seguro bajo los palos, desbaratando todas las llegadas del equipo celtiña.
La reanudación ofreció pocos cambios. El ritmo lento y parsimonioso del Celta contagió a los ilicitanos. Pero de nuevo aparecía la figura del argentino Heredia que fue clave para sentenciar el partido. Tras un centro al área de Hiller, Heredia recogía el balón y tras una gran jugada asistía a Sitja para que consiguiera el definitivo 2-0. Solo se habían jugado once minutos de la segunda parte y con aquel gol el equipo dejó el partido totalmente cerrado.
Los gallegos, con más corazón que cabeza, buscaron de manera incansable la meta ilicitana hasta que el físico les permitió correr y luchar cada balón.
Al término del partido Heredia manifestó que no lanzó a puerta intencionadamente desde el córner, en la jugada del gol, ya que lo había intentado sin fortuna en infinidad de ocasiones en Argentina y hacía tiempo que había desistido de seguir intentándolo. Pero cuando preparaba el balón para ejecutar el saque de esquina, un aficionado le pidió desde la grada que lanzase directo a puerta. Heredia no lo dudó y consiguió un extraordinario gol olímpico.
Los onces titulares fueron los formados por Emilio Esteban, Indio, González, Canós, Montero, Llompart, Heredia, Jaime Cano, Sitja, Hiller y Melenchón por el Elche C.F. y Alarcia, Hidalgo, Rivas, Canario, Villar, Lezcano, Juan, Sanroman, Castro, Jiménez y Fernández Amado, padre del ex franjiverde Manel, por el conjunto vigués.
Gilberto, Aarón Ñiguez, Mikel Antia, Barboza, Adrián González, Alejo, Almagro, Llorens, Santi Cañizares, Casimiro Torres, Diezma, Djorovic, Acuña, Jorge Otero, Fajardo, Jaime Cano, Jandro o Fran Noguerol fueron algunos de los futbolistas que defendieron los escudos de ambos equipos.
Antonio J. Pamies
Área de Historia del Elche C.F.
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