Ha fallecido en Nimes (Francia) a los 93 años el banderillero valenciano José Peris, conocido en el mundo taurino como “Pepe de Montijo”. Su partida deja un vacío en la tauromaquia que será difícil de llenar. Durante prácticamente setenta años, Pepe de Montijo estableció su vida en la ciudad gala, después de casarse con su esposa Arlette, quien lamentablemente nos dejó el pasado mes de febrero. En Nimes, formó su familia y se convirtió en una figura esencial de la vida taurina de la localidad.
José Peris nació el 4 de enero de 1930 en Valencia, a los pies de las Torres de Quart. Desde temprana edad, se sumergió en el apasionante mundo taurino mientras trabajaba como aprendiz de camarero en el bar situado junto a la plaza de toros de Valencia. En aquellos tiempos, no existían escuelas taurinas como las que conocemos hoy en día, por lo que forjó su camino de la mano de experimentados profesionales de la tierra, como Manolo Cortés, Pepe Catalán, El Alférez, Nino Mateo o Pepe Cerdà, entre otros.
Fue a principios de 1946 cuando comenzó a participar en la parte cómica de algunos espectáculos taurinos, colaborando con agrupaciones como Los Calderones, con quienes recorrió España durante dos temporadas toreando novilladas sin picadores, y también con El Empastre. A principios de los años cincuenta y tras cumplir su servicio militar, Pepe de Montijo pasó a manos de Pedro Recorte, quien le “rebautizó” con el nombre artístico que lo acompañaría durante toda su carrera.
En agosto de 1954, dejó una huella imborrable al torear en Mejanes, y al año siguiente, en Nimes, consolidando su presencia en la tauromaquia francesa. A partir de ese momento, los contratos se sucedieron, aunque nunca llegó a tomar la alternativa.
En 1962, dio un paso hacia las filas de plata, formando parte de las cuadrillas de novilleros franceses y españoles que dejaron su huella en la plaza. Su nombre quedó ligado a grandes figuras como Simón Casas, Alain Montcouquiol “Nimeño”, Jaquito, Frédéric Pascal, Christian Lesur, André Viard, El Andaluz, Christian Montcouquiol “Nimeño II”, Fernández Meca, Denis Loré, entre otros.
Finalmente, en 1988 llegó su retirada de los ruedos, pero Pepe de Montijo nunca se alejó del mundo del toro. Dos años después, ingresó en la Escuela Taurina de Nimes, donde durante seis años compartió su experiencia y sabiduría con jóvenes novilleros que aspiraban a convertirse en matadores de toros. El 10 de noviembre de 1991, durante un festival en Mejanes, emocionó al público al mostrar su destreza una vez más al colocar su último par de banderillas.
Desde las páginas de APLAUSOS, enviamos nuestras más sinceras condolencias a sus familiares, en especial a sus hijos Magali y José Luis, así como a todos sus amigos y seres queridos. José Peris “Pepe de Montijo” deja un legado imborrable en el mundo taurino. Descanse en paz.
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